La representativa pastelería Tano de Gandia, bien conocida no solo por sus espléndidos dulces sino por su trato amable y por su ambiente tradicional, ha decidido, tras medio siglo de trabajo duro pero lleno de ilusión, cerrar definitivamente su establecimiento emblemático.

La pastelería ubicada en el Paseo de las Germanías de la ciudad costera de Gandía, se despidió ayer de sus estimados clientes y plantilla con un amargo y doloroso hasta siempre.

No solo la pastelería Tano echó el cierre de forma definitiva sino que, junto a el, los tres negocios que poseía la mercantil Pastelería Tano S.L., el hotel del Monasterio de Aigües Vives y su establecimiento playero. Todos ellos clausuraron su actividad para siempre.

La empresa logró, a lo largo de su trayectoria, formar parte de un importante puesto dentro del sector hostelero de la ciudad de Gandia, sin embargo, la crisis económica y las numerosas deudas que ello conlleva, ha conllevado al cierro definitivo de sus sedes mediante la realización de un ERE en el que se vieron afectados 40 trabajadores.

Según Fina Gomar, responsable y dedicada a este negocio familiar junto a su hermano Josep Gomar “Tano”, declaró que: “Hemos hecho todo lo posible por que nuestros negocios continuaran, pero no ha podido ser. Ahora cogeremos impulso para poner en marcha otras ideas».

La Pastelería Tano ha sido y fue todo un referente en este sector durante más de medio siglo, caracterizado por ese trato allegado, familiar y personal.

Toda una vida de aprendizaje, experimentación y fusión con modernidad y tradiciones autóctonas. La crecida que tuvo desde sus inicios fue notable en esta emblemática ciudad turística, supo combinar gustos europeos con las formas y sabores más tradicionales.

Tras la triste noticia del cierre de sus establecimientos los vecinos y no tan vecinos quedaremos a la espera de esas nuevas ideas que, sin lugar a dudas, harán resurgir el arte de esta prestigiosa empresa familiar.