La rinoplastia es aquella cirugía que se encarga de modificar la forma y el aspecto de la nariz. Este tipo de cirugía es una de las más realizadas dentro del campo de la cirugía plástica. La rinoplastia puede bien disminuir o aumentar el tamaño de la nariz, cambiar su forma (punta o dorso), cambiar el ángulo entre la nariz y el labio superior si esta tiene una inclinación exagerada o puede estrechar los orificios nasales para disminuir el diámetro de los mismos. La cirugía de la nariz, además de lo nombrado, también corrige diversos problemas congénitos, traumatismos y algunos problemas de carácter respiratorio.
La mayoría de los pacientes que se someten a una rinoplastia son aquellos que buscan una mejoría en su rostro. La rinoplastia mejora la apariencia y ayuda a reforzar la confianza en uno mismos sin embargo, como en cualquier otra operación de estética, hemos de ser realistas con los resultados y aspiraciones, no lograremos parecernos a nadie, seremos nosotros mismos mejorando un aspecto físico imperfecto que nos incomoda. Antes de tomar cualquier decisión al respecto debemos pensar detenidamente que queremos conseguir con esta operación y discutirlo con nuestro cirujano de confianza.
La intervención quirúrgica de la nariz se realiza siempre en quirófano y se permanece en la clínica u hospital, normalmente, la noche tras la cirugía, dándose el alta al día siguiente de la operación.
Este tipo de intervenciones suelen hacerse con anestesia local más sedación, o lo que es más frecuente, con anestesia general, dependiendo siempre de la complejidad de la cirugía y de las preferencias del cirujano. Es una operación cuya duración ronda las 2 horas, aunque en casos más complejos, puede suponer mayor tiempo.
Una vez realizada la intervención, el cirujano colocará al paciente una escayola o férula de otro material para sujetar y mantener de manera fija y adecuada la nueva forma de la nariz. Además, se colocarán unos tapones nasales en ambos orificios para evitar el sangrado excesivo y estabilizar de esta manera el tabique nasal.
Durante las primeras 24 horas el paciente observará y sentirá las primeras secuelas y los primeros síntomas tras la operación: cara hinchada, molestias sobre la nariz y dolor de cabeza. Estos síntomas se remitirán con ayuda de la medicación estipulada por el medico. Es conveniente que el paciente permanezca tumbado con la cabeza elevada la mayor parte del tiempo. La hinchazón y los hematomas que le surgirán alrededor de los ojos irán en aumento hasta alcanzar su máximo a los 2 ó 3 días, para bajar la inflamación es recomendable aplicar gasas o compresas frías que ayudarán al paciente a notar un gran alivio. En alrededor 2 semanas estos síntomas desaparecerán por completo.
Durante los primeros días tras la operación, es normal que se produzca un ligero sangrado por la nariz, es muy importante el no sonarse la nariz con fuerza al menos durante una semana ya que hay que dejar que los tejidos cicatricen bien. Los tapones nasales serán retirados a los 2 días de haber sido intervenido y aproximadamente a la semana o dos semanas a lo sumo, la férula y los puntos serán retirados también.
Es importante ante una operación tan delicada como la cirugía de la nariz disponer de un cirujano de confianza, especialista en rinoplastia y profesional en cirugía de la cara. Para ello contamos con la clínica del Doctor José Mallent Añón, especialista en cirugía plástica, estética y reparadora.