El producto financiero denominado participaciones preferentes y que es bien conocidos por todos los ciudadanos por la cantidad de noticias negativas que han surgido a raíz de su lanzamiento, no es otra cosa que un producto bancario complejo que oscila entre el deposito y las acciones, este producto no tiene un vencimiento determinado y su liquidez es reducida. Este tipo de producto que toca tanto la renta fija como variable, supone un producto financiero de alto riesgo por diversos motivos:
- El capital invertido no esta garantizado al cliente, esto quiere decir que, en este instrumento bancario no se garantiza al cliente que vaya a percibir el capital invertido ya que entre es depositado en un mercado secundario o bolsa.
- El fondo de garantía del depósito aportado no cubre el “coste” de las preferentes, esto nos lleva a que, si la entidad entrase en quiebra, el poseedor de las preferentes no estaría cubierto y perdería su inversión en la mayoría de los casos a no ser que interviniese el FROB.
- Es un producto que conlleva una liquidez muy baja, lo cual, para poder recuperar el dinero invertido dependes en su totalidad, de la compra-venta de las preferentes. Esto supone un proceso lento y que no te cubre ante emergencias económicas.
Las participaciones preferentes fueron comercializadas por las entidades bancarias como método de inversión de capital, ello ha supuesto una importante pérdida económica para miles de ciudadanos que confiaron en este tipo de productos. Todos los inversores es preferentes fueron “engañados” y “guiados” hacia un producto financiero en el que podrían invertir sus ahorros de forma seguro sin anunciarles los posibles riesgos que todo ello conllevaría. Las participaciones preferentes son un instrumento complejo y de alto riesgo, las inversiones de capital no garantizaban ser recuperadas por el ahorrador.